La Pared es la mirada ausente de una madre, una revuelta adolescente solapada por la mental necesidad de ir un poco más allá a ver que hay.
Se hizo de noche en la calle y ha permanecido como tal, oscura y silvestre, buscando ahí las notas que se esconden entre ruinas noctílucas y encontrándolas como si se encontrara ella misma en un espejo, sin el condenante ensayo pre-escénico, casual a más no poder, sin pretensiones grotescas, suelta, como dicen los que no se atan al destino: "causal".
Encima de la pared andan las ideas como palomas que descansan su vuelo inquieto y ayunan el maíz que les avientan los tuertos.
En la pared hay quienes han rayado, y cuando pasa el tiempo, otros voltean a ver lo que los unos dejaron escrito, y ella está quieta, y cuando la miran ya no está igual, es una pausa, una emoción que se pinta en diapositivas de música que flota en el aire; la pared la toma del aire y la baja y con ella se expresa, con el propósito original de la vida, la lúdica experiencia de interpretar y hacerse escuchar y así escuchar también y establecer comunicación, el juego libre, un solaz indescriptible que sólo de siente en las charlas sin letras discretas, desacomodándolas y volviéndolas a juntar, jugando mientras la música suena.
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